En el primer piso del Banco Central Europeo (BCE), con ocasión de su última conferencia de prensa en Fráncfort, Jean-Claude Trichet entona –en inglés– su estribillo sobre las “reformas estructurales”. Lo hace de memoria, sin dudar: hace ocho años, en su primera intervención como presidente del BCE ante los medios de comunicación, ya abogaba por “reformas estructurales en el mercado laboral”. Esa cantinela no tiene (casi) nada de personal. Su antecesor, Wim Duisenberg, ya la salmodiaba todos los meses. Y así, desde el lanzamiento del euro…
Pero este jueves 8 de septiembre de 2011, el estribillo se vuelve más preciso; a pesar de un lenguaje quizás abstruso: “Es necesario eliminar las cláusulas de indexación automática de los salarios y potenciar los convenios a nivel de empresa a fin de que los salarios y las condiciones laborales puedan adaptarse a las necesidades específicas de las empresas. Estas medidas deberían ir acompañadas de (...)