El Banco Central Europeo (BCE) nació en junio de 1998, con una única prioridad: “mantener la estabilidad de precios” (art. 282, § 2 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea). Sus otros objetivos están subordinados a esta cláusula, situación que desentona con la de la Reserva Federal (el Banco Central estadounidense), también encargada oficialmente de maximizar el empleo. “Sin perjuicio del objetivo de estabilidad de precios”, el BCE debe pues esforzarse por “sostener las políticas económicas generales en la Comunidad conforme al principio de una economía de mercado abierta y de libre competencia”. La estabilidad de precios se alcanza cuando, a largo plazo, el índice de precios de consumo –la inflación– no excede el 2%.
El BCE también está encargado de la creación monetaria: acuña la moneda contante y sonante que circula en el seno de los 17 países de la zona euro: concede los créditos donde abrevan los bancos (...)