Fue precisamente en medio de un proceso de radicalización del movimiento universitario antifranquista cuando llegaron los ecos de las revueltas que se fueron sucediendo por todo el mundo y que tuvieron su máxima expresión en las barricadas de mayo de 1968 en París, y en la huelga general del mes siguiente en Francia. La existencia de algunos medios de comunicación no oficialistas, entre los que destacaban el semanario Triunfo y el diario Madrid (posteriormente cerrado), junto con las imágenes que, pese a la censura, difundía el único canal de televisión, de titularidad pública, nos ayudaban a hacernos una idea de una revuelta global con la cual aspirábamos a identificarnos e incluso a emular.
Es muy probable que, en la memoria colectiva de quienes vivimos aquel año, haya quedado como acontecimiento más simbólico del modesto “mayo español” el recital que el cantante Raimon dio el 18 de mayo en la Facultad de (...)