Desde el 22 de febrero se celebran, de forma reiterada, manifestaciones populares de gran magnitud contra el poder en Argelia. El movimiento es histórico: desde la independencia, el país nunca se había visto sumergido en una protesta así, pacífica y, al mismo tiempo, repartida por todo el territorio, incluidas las ciudades del sur.
Cada viernes, el primer día del fin de semana, se forman en las calles cortejos de cientos de miles de personas de todas las edades y, en particular, de una juventud que, hasta ahora, se desinteresaba de la política. Los demás días, se mantiene el impulso con sentadas y marchas sectoriales (abogados, investigadores, profesores universitarios, periodistas, jubilados de la función pública, etc.). La consigna, unánime, es, en primer lugar, el rechazo a que Abdelaziz Bouteflika, de 82 años, cuyo cuarto mandato acaba el 28 de abril, continúe en el poder. Pero los protestatarios, que desfilan al grito de (...)