Podemos, surgido de la nada hace cinco años con la ambición de tomar el cielo (y España) por asalto, parecía regenerar la forma de hablar y de hacer política en Europa. Cinco años más tarde, ya nadie cree en la victoria relámpago prometida entonces y el partido parece amenazado por una normalización en el seno de un paisaje político que rechazaba por completo. ¿Constituye su retroceso actual solo una fase, común a todas las luchas de este tipo, o refleja la exacerbación de las tensiones que predominaron en su nacimiento?
Cuando Podemos irrumpió en el escenario político español el 17 de enero de 2014, sus fundadores pretendían recoger las exigencias de “democracia real” del movimiento del 15M, que ocupó las plazas de las ciudades del país a partir de mayo de 2011.
Sus reivindicaciones desplegaron un amplio espectro de eslóganes y de propuestas, con un denominador común: el cuestionamiento del orden político (...)