La guerra contra los valores de la Ilustración sigue vigente en nuestros días y tiene tanta determinación como la que tuvo durante los dos siglos anteriores, pues las grandes preguntas a las que se enfrentaron los filósofos del siglo XVIII hoy siguen siendo centrales: ¿una sociedad representa un cuerpo, un organismo vivo, o apenas un conjunto de ciudadanos? ¿En qué punto reside la identidad nacional? ¿Una comunidad nacional se define en términos políticos y jurídicos, o más bien en función de una historia y una cultura? ¿Y cuál es, entonces, el peso de la religión en la cultura? ¿Qué tiene más importancia en la vida de los hombres: lo que es común a todos o lo que los separa? Por otra parte, el mundo tal como existe, ¿es el único posible? ¿Un cambio en el orden social vigente constituye un objetivo legítimo o es garantía de desastre? Por supuesto, las (...)
Portada del sitio > Mensual > 2011 > 2011/01 > Anti-Ilustrados de todo el mundo...
De la nación ciudadana a la nación cultural
Anti-Ilustrados de todo el mundo...
El respeto por las identidades y sus culturas, la desconfianza hacia las ideologías de progreso, la crítica del racionalismo y su pretensión de universalidad: éstas son características de una sensibilidad política contemporánea que difícilmente pueden situarse en el tablero político. Esta corriente nació en el siglo XVIII para oponerse a la concepción de individuo autónomo, actor de sus propias decisiones, que constituye el principio mismo de la democracia.
Este artículo está reservado a suscriptores.
Si usted es suscriptor, introduzca sus datos a continuación para continuar con la lectura.
¿Todavía no es suscriptor?
Elija su fórmula de suscripción y cree su cuenta.
NECESITAMOS TU APOYO
La prensa libre e independiente está amenazada, es importante para la sociedad garantizar su permanencia y la difusión de sus ideas.