El continente negro sólo posee el 3% del personal dedicado a la salud en el mundo, cuando su población representa por sí sola el 25% de la tasa de morbilidad mundial. Esta importante crisis es el resultado de años de negligencia y de ínfima inversión por parte de los gobiernos africanos y de la “comunidad internacional”, y de las draconianas restricciones presupuestarias y fiscales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tanto el sector de la salud como el de la educación son los primeros en sufrir esas restricciones.
Los gastos en salud y en recursos humanos han estado infrafinanciados por los Gobiernos y los prestamistas internacionales de fondos. Solamente 13 de los 55 países del continente gastan más de 30 dólares por persona y por año, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una cifra mínima de 34 dólares. Por otro lado, la “comunidad internacional” nunca invirtió (...)