Fue en el International Herald Tribune donde Mona Eltahawy, editorialista egipcia residente en Nueva York, eligió denunciar la decisión del diario Asharq Al Awsat de prescindir de sus servicios como colaboradora. Este periódico panárabe –dirigido al público de todos los países árabes, y no al de un Estado en particular– que se presenta como el “diario internacional de los árabes” es propiedad del príncipe saudí Salman Ben Abdelaziz, gobernador de Riad, el hombre de quien Mona Eltahawy sospecha que ha estado detrás de la decisión de despedirla. Esta reacción poco común de un editorialista árabe fue considerada lo suficientemente grave como para que numerosos periodistas, especialmente Jihad al Khasen y Samir Attallah, dos de los principales pilares de la red periodística saudí-libanesa, reaccionaran y defendieran el diario.
Desde la Guerra del Golfo de 1990-1991, la diplomacia saudí pudo, gracias al monopolio que ejercieron los príncipes en el campo mediático panárabe a (...)