La estrecha cercanía geográfica convierte a Irán en un socio importante para la India: al abrirle vías de acceso privilegiadas hacia Afganistán y Asia Central, le permite sortear el obstáculo pakistaní. Además, ambos países profesaron la misma hostilidad ante el régimen talibán (1996-2001). Después de la caída de este último, Nueva Delhi instó a Kabul a abrirse a Irán para reducir la dependencia de Afganistán respecto de Pakistán. La India e Irán construyeron conjuntamente una carretera en el sur afgano hasta la frontera iraní (entre Zaranj y Delaram), al mismo tiempo que renovaban el puerto de Chabahar en el lado iraní –idealmente situado en el mar de Omán– para restablecer un cruce ferroviario entre el puerto y la red vial afgana. Por último para satisfacer sus crecientes necesidades energéticas, la India cuenta con el gran potencial de asociación con Irán.
En función de estos intereses convergentes, se puso en marcha entre (...)