En los tiempos que corren, los liberales se preocupan por los pobres. En el Reino Unido, por ejemplo, el Primer Ministro conservador David Cameron, inspirándose en su predecesor laborista Anthony Blair, pretende aumentar masivamente el coste de la matrícula de inscripción a la Universidad. Se trataría de una medida social. ¿Objetivo? Que el conjunto de los contribuyentes no deba hacerse cargo de los estudios superiores cuyos “clientes” provienen en su mayoría de las clases acomodadas. El Estado ahorra; los pobres disponen de becas. Hace tres años, en Francia, el editorialista Jacques Julliard ya consideraba que la “gratuidad es un subsidio a los ricos que envían a sus hijos a la universidad”. Hacer que se pague una matrícula de inscripción alta constituiría pues una reforma igualitaria...
La envergadura del déficit público permite extender este razonamiento al conjunto de las prestaciones sociales, cuestionando su carácter universal. Comenzando por las asignaciones familiares: “Más allá (...)