La construcción de la Unión Europea es uno de los acontecimientos más significativos de nuestra época. El largo proceso de constitución de su actual identidad política, económica y social ha hecho de Europa una nueva realidad histórica. Atrás quedan siglos de fronteras imaginarias y siempre cambiantes, en cuyo interior subsistía la misma memoria, la misma experiencia, la misma comunidad de tradiciones y lenguas complementarias. En definitiva, aquella geografía espiritual que tanto Husserl como Paul Valéry y Ortega y Gasset supieron reconocer.
Este proyecto político se inscribe hoy en un doble contexto no exento de dificultades que interrogan abiertamente la realidad europea. El primero es un contexto territorial que obliga a pensar las fronteras de una Europa ampliada, capaz de acoger a la comunidad de naciones que se reconocen europeas por su historia y tradición. Se trata de construir las condiciones para una ampliación e integración cada vez más real en términos (...)