En el control geoestratégico de los recursos energéticos se encuentra la causa de las principales violaciones de los derechos humanos que se dan en el planeta y, consecuentemente, esa violación se encarna en nuestra sociedad a través de la pobreza energética dictada desde las grandes corporaciones con clara aquiescencia del gobierno de turno. Asistimos al empecinamiento de las élites económicas en un modelo energético que aboca al planeta a un cambio climático de consecuencias impredecibles. Ante esta realidad, cada vez son más las voces que se alzan para proponer un modelo energético más sostenible, menos concentrado, más democrático, renovable, soberano, accesible y que tenga como doble referencia el respeto a los derechos humanos y los límites biosféricos, a partir de una crítica meditada y radical.
En este libro se dan cita reflexiones e ideas de una veintena de autores que contra viento y marea desoyen por igual las amenazas y los (...)