La Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzó a ayudar a los muyahidines afganos antes de la intervención soviética. El asesor de seguridad del presidente James Carter (1977-1981), Zbigniew Brzezinski, así lo afirma:
“Según la versión oficial de la historia, la ayuda de la CIA a los muyahidines comenzó en el transcurso del año 1980, es decir, después de que el ejército soviético invadiera Afganistán el 24 de diciembre de 1979. Pero la realidad, mantenida en secreto hasta ahora, es muy distinta: fue el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directiva de ayuda clandestina a los opositores al régimen prosoviético de Kabul. Y aquel día escribí una nota al presidente explicando que, en mi opinión, esta ayuda llevaría a una intervención militar soviética. […] Nosotros no presionamos a los rusos para que intervinieran, pero sí aumentamos deliberadamente la probabilidad de que lo hicieran”.
Y, sin embargo, cuando los soviéticos justificaron su intervención por la “injerencia secreta de Estados Unidos”, nadie los creyó. ¿Se arrepiente Brzezinski?
“Arrepentirme, ¿de qué? Esta operación encubierta fue una gran idea. Tuvo el efecto de atraer a los rusos a la trampa afgana, ¿y quiere que me arrepienta? El día en que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, escribí al presidente Carter, en esencia: “Ahora tenemos la oportunidad de darle a la URSS su guerra de Vietnam”. De hecho, Moscú tuvo que librar una guerra insoportable para el régimen durante casi diez años, un conflicto que condujo a la desmoralización y posterior desintegración del imperio soviético”.
– ¿Tampoco se arrepiente de haber dado alas al fundamentalismo islámico, de haber dado armas y asesoramiento a los futuros terroristas?
– “¿Qué es más importante para la historia mundial? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético? ¿Un puñado de islamistas exaltados o la liberación de Europa central y el fin de la Guerra Fría?”.
Entrevista en el Nouvel Observateur, 15-21 de enero de 1998.