Los lugares comunes y los clichés sobre el Africa subsahariana, si bien nunca habían desaparecido de los medios de comunicación y de algunos libros especializados, en este comienzo del siglo XXI han cobrado un nuevo vigor. El evidente fracaso de las políticas de desarrollo que le fueron impuestas –el producto interior bruto por habitante (PIB) es inferior al de 1960– hizo perder los complejos a los observadores más despectivos del continente. En Francia, esa tendencia se manifestó a través de la efímera ley sobre el “papel positivo” de la colonización, y del rechazo cada vez más asumido de cualquier tipo de “arrepentimiento” al respecto. Tal sentimiento pondría de manifiesto “la vergüenza de sí mismo”, declaró de forma perentoria el presidente Nicolás Sarkozy la noche de su elección.
El pronóstico de los “afro-pesimistas” es severo: África está “en quiebra”, y su futuro estará comprometido durante varias generaciones. La responsabilidad –indiscutible– de los (...)