Una lección indispensable, por dos motivos: una historia concreta, la de los servicios secretos durante la guerra, y una enseñanza de interés general, de lo más práctica.
1943-1946. Jean Moulin, capturado, desaparece en la oscuridad. Daniel Cordier, su secretario, prosigue la lucha en relativa soledad. Epílogo de una esperanza.
El periodo es crucial. Se está cerca del divorcio entre los “emigrados de Argel” y los jefes del interior, entre los soldados en campo abierto y los sufridos miembros de los movimientos clandestinos –perseguidos, capturados y deportados a centenares–. Hay pérdidas en la Francia metropolitana y también dudas. Para la Resistencia, es el momento de la verdad. Muchos resistentes ven la desaparición de Moulin como una emancipación respecto de quien, en exclusiva, por mediación de De Gaulle en Londres, controlaba las entregas de armas y aflojaba los cordones de la bolsa. El peligro: la desunión, el hecho de que cada uno haga de (...)