Originario de Tiffelfel, en el corazón del macizo de Aures, Rabah acaba de terminar un Máster 2 de Matemáticas en la Universidad de Batna. Tiene 23 años, y como el 99% de jóvenes de su edad a quienes entrevistamos e interrogamos sobre la sexualidad, habla de religión a partir de los cinco primeros minutos de la entrevista. Lo que le preocupa particularmente es el cálculo entre hassanate (los buenos puntos que se cosecharon durante la vida gracias a las buenas acciones realizadas) y syiate (los puntos malos). Su acceso al paraíso va a depender de la diferencia entre ambos. “Rezo en la mezquita cinco veces al día. Porque en la mezquita eso te reporta siete veces más de hassanate que en casa”.
A su edad, Rabah ya ha tenido tres novias. La última se llamaba Dhikra. “Salí con ella un año y medio. Era muy guapa, y su padre rico. ¡Pero (...)