La otra cara de los Juegos
Las infraestructuras que se han utilizado para los Juegos Olímpicos de Río han contribuido al desarrollo de algunos barrios como el de Barra da Tijuca, donde tuvieron lugar cerca de la mitad de las pruebas, confirmando así un fenómeno de aburguesamiento de la ciudad (The Wall Street Journal, 3 de agosto).
Las instalaciones olímpicas, construidas gracias a préstamos subvencionados por los contribuyentes, están configuradas para ser transformadas, tras los Juegos, en complejos lujosos que representan un patrimonio privado de varios miles de millones. Numerosos contratos de acondicionamiento son colaboraciones público-privadas que los dirigentes de la ciudad han presentado como un medio para reducir el impacto de los Juegos en las finanzas públicas. En total, Barra obtendrá aproximadamente la mitad de los cerca de 12.000 millones de dólares que Brasil ha gastado para organizar los Juegos.
Ventana a Wall Street
Eric Ben-Artzi, ex dirigente de Deutsche Bank (...)