En la isla artificial de Odaiba, situada en la bahía de Tokio, todas las miradas recaen sobre él. El robot Gundam, que preside este pólder futurista con sus dieciocho metros de altura, contempla la capital. Como un símbolo, la gigantesca réplica de este héroe del manga cristaliza todos los fantasmas. En el subconsciente occidental, los robots están en Japón por todas partes. A veces, incluso, reemplazarían a las personas.
- Arthur Fouchère - El robot Gundam en Odaiba (Tokio)
Aunque la robótica japonesa domina el mundo de la industria “de masas” (automotriz, aeronáutica, química) y realiza una tercera parte de las exportaciones mundiales, la situación es muy distinta en el ámbito de los servicios. No obstante, el Archipiélago demostró muy pronto su interés en ese ámbito, orientándose, en primer lugar, a la clientela profesional: defensa, logística, agricultura. Por otra (...)