“La historia la fraguan los pueblos y la escriben los amos”, decía Mao Zedong. Del mismo modo, Luis Sepúlveda sabe que las páginas de los relatos oficiales están reservadas a los conquistadores y vencedores, mientras que los derrotados han de encontrar sus cronistas y sus poetas. En el caso de este novelista chileno, él ha sido y sigue siendo, a la vez, vencido y escritor. Estudiante de teatro y militante de la Unidad Popular en Chile, lo que le costó la cárcel y un exilio que dura hasta hoy, es además autor de esa obra genial El viejo que leía novelas de amor, la tercera novela en español más traducida después de El Quijote y Cien años de soledad.
A Luis Sepúlveda le tocaba pues consignar los hechos de los jóvenes comprometidos con el gobierno de Salvador Allende, a la vez protagonistas y sacrificados. Lo hace a través del relato del (...)