Nada justifica los atentados de julio en los que han muerto en Londres 56 inocentes, y 88 en Sharm el Sheij. Porque matar a inocentes en el nombre de una supuesta causa justa nunca es defender una causa justa, es simplemente matar a inocentes.
Estas agresiones eran previsibles. “Para nosotros, esos atentados no han sido una sorpresa”, admitía Christophe Chaboud, jefe de la Unidad de coordinación de la lucha antiterrorista en Francia, “sino la confirmación de algo inevitable, habida cuenta el contexto internacional, especialmente la guerra de Irak”. Desde hace meses, los responsables de seguridad repetían que el problema no era saber si se iban a producir esos ataques, sino cuándo. La apertura de la cumbre del G-8 (grupo de las siete potencias más ricas, y Rusia) en Gleneagles, Escocia, proporcionó la ocasión simbólica. Y los famosos servicios de seguridad británicos, conocidos bajo las siglas de MI5 y MI6 (Military Intelligence) (...)