En su retrato del Wall Street de los explosivos años ochenta, hoy día un clásico, Michael Lewis describe cómo, en aquel entonces banquero inversionista, había llegado a “inventar mentiras plausibles” para tranquilizar a clientes algo nerviosos. Si se le preguntaba por qué el dólar caía, respondía: “Los árabes vendieron cantidades considerables de oro contra dólares, que luego cambiaron por marcos”. Para el financiero devenido en escritor, “la mayor parte del tiempo nadie sabe por qué el mercado fluctúa. El que puede inventar una buena historia será un excelente agente de Bolsa. Como nunca nadie ha sabido muy bien lo que los árabes hacían con su dinero y por qué, nunca se ha podido refutar una patraña que los implicara”.
Tras los acontecimientos del 11 de septiembre, era inevitable que “aparecieran cosas” a propósito de los árabes y de su dinero, ya que nada preciso se sabía sobre los atentados. La amplitud (...)