Nueve horas bajo el banco de hielo… El 2 de agosto, dos minisubmarinos rusos Mir 1 y Mir 2 vuelven a la superficie después de haber plantado una bandera rusa de titanio inoxidable en la vertical del Polo Norte, a 4.261 metros de profundidad. Una primicia mundial. A bordo del Mir 1, Artur Chilingarov, vicepresidente de la Duma (Cámara Baja de la Asamble rusa) y reconocido explorador polar, comparte su descubrimiento –“Hay un pedregal amarillento. No se ve ninguna criatura de las profundidades”–, dice, antes de agregar: “Tocar fondo a semejante profundidad es como dar el primer paso en la luna”. A buen entendedor…
Precisamente. En la superficie algunos remolinos agitan las aguas negras y heladas. Aunque en el lado ruso no se oculta la alegría, se pone de manifiesto una cierta irritación ante esta política de hechos consumados. Peter Mackay, ministro canadiense de Relaciones Exteriores, ironiza: “No estamos en el (...)