El 9 de agosto pasado, en Washington, el Ministerio de Justicia anunció que el 49% de las 16.500 víctimas de asesinatos ocurridos durante 2005 en Estados Unidos habían sido afroamericanos. Sin embargo, los negros no representan más que el 12,8% de la población nacional. Están menos protegidos del crimen, de la pobreza (constituyen el 32% del total de pobres) y de la enfermedad (el 19,7% de ellos no disponía en 2004 de ninguna cobertura médica, mientras que los blancos en la misma situación eran el 11,3%). Se podría prolongar sin esfuerzo el ejercicio que confirma la existencia de una discriminación específica que afecta a los negros estadounidenses y, en medida variable, a los hispanos, a las mujeres, etc.
La universidad no es ajena a la discriminación, al contrario. En esta institución que insiste con voluptuosidad en proclamaciones virtuosas, en voluminosas recomendaciones y en coloquios internacionales sobre la “diversidad”, sólo 14 de (...)