Cuando el ferry se acerca lentamente al desembarcadero, se percibe un istmo estrecho, rodeado de dos bahías profundas donde los conquistadores portugueses y los culíes chinos construyeron una ciudad mítica denominada Macao. En su origen, la ciudad se llamaba A-Ma-Gao (La Bahía de Ama), en homenaje a una heroína local que, según la leyenda, salvó a centenas de barcos de pesca víctimas de espantosas tormentas, bastante frecuentes en esta región tropical del sur de China.
En esta franja de tierra que recuerda al tallo de una flor, los descendientes de los primeros pescadores, ayudados por los marinos de Lisboa, construyeron una ciudad con dos caras: al borde del mar, torres, casinos, monumentos e incluso una ciudad en miniatura que reproduce pueblos africanos, capitales europeas y casas del sur de Estados Unidos. El Macao de la orilla del mar es una fachada, un decorado de rascacielos y carteles publicitarios, un mal ejemplo (...)