Situado en las afueras de la ciudad, rodeado de campos, el hospital psiquiátrico judicial (HPJ) de Reggio Emilia tiene todos los atributos de un establecimiento penitenciario clásico. Por un lado, el centro de detención, que cuenta con ciento cuarenta y cuatro detenidos; por el otro, el HPJ y sus cuarenta y siete “hospitalizados”. En esta parte de la prisión se cuida también a los detenidos que desarrollan, en el curso de su estancia, trastornos psiquiátricos.
En la sección de régimen cerrado, se mantiene a los enfermos en su celda, pues son susceptibles de “descompensarse” en cualquier momento. Uno de ellos grita a los visitantes, detrás de su puerta. “Cometió un crimen violento y luego una serie de agresiones en el interior de la prisión. Hace ya veinte años que está encerrado y no se sabe cuándo saldrá”, cuenta Linda De Maio, jefa de la policía penitenciaria. Los enfermos internados aquí (...)