Entre las ciudades de Taraz y Shymkent, en el sur de Kazajistán, con frecuencia se puede ver a campesinos que guían a su ganado a lo largo de tramos de autopista completamente nuevos. Nos encontramos en el inicio del extremo oeste de las nuevas rutas de la seda, las de la iniciativa china “Un cinturón, una ruta”: un programa de construcción de vías rápidas, ferrocarriles, infraestructuras portuarias y oleoductos en más de sesenta países. Los objetivos de este proyecto de China, que suele ser comparado con el plan Marshall estadounidense para Europa tras la Segunda Guerra Mundial: aumentar la seguridad en el traslado de sus productos hacia los principales centros de consumo en Europa, África y Asia, y crear corredores económicos dinámicos capaces de fomentar su crecimiento, a la vez que se tejen alianzas diplomáticas duraderas con los países beneficiarios.
Para las rutas terrestres, Kazajistán constituye un punto de paso obligado. (...)