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Las eternas invisibles

Tareas tan ingratas como indispensables, asumidas por una abrumadora mayoría de mujeres, con remuneración o sin ella: el servicio doméstico concentra las cuestiones espinosas que se le plantean a la sociedad.

por Geneviève Fraisse, octubre de 2011

El servicio doméstico, la limpieza tradicional o el cuidado del necesitado, expresa ironía, ironía de una cuestión social difícil (¿servir?), incómoda (la igualdad de los sexos…) y políticamente provocadora. Su crítica parece problemática. El trabajo doméstico es un lado irreductible de la vida cotidiana de la especie humana, y la explotación de las mujeres, domésticas asalariadas o mujeres en la casa, sigue siendo invisible para muchos. La ironía habla tanto, pues, de la opacidad del problema como de una solución inhallable. La “cuestión” del servicio doméstico no permite una respuesta fácil, y su análisis no evita paradojas ni contradicciones.

Hoy, los caminos entrecruzados de la cuestión democrática y la vida privada son tema de actualidad: por un lado, un acontecimiento (la rebelión de una empleada de un gran hotel); por el otro, un debate, la utopía del servicio “a las personas”.

La irrupción de criadas en el espacio público es siempre una (...)

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DossierEl espejismo de los servicios domésticos

El modelo de la empleada doméstica al servicio de una sola familia continúa siendo habitual en ciertas regiones del mundo, particularmente en el Golfo o en Asia.
  • La maldición de la escoba

    François Horn y François-Xavier Devetter
    Entre Les Femmes du sixième étage, de Philippe Le Guay, y Ma part du gâteau, de Cédric Klapisch, en 2011 las criadas ocupan un lugar protagonista en la gran pantalla.
  • Sindicalizar la ayuda a domicilio, un trabajo de hormiga

    Pierre Souchon
    Aislamiento de los empleados, falta de tradición sindical, perpetuación de las relaciones de poder tradicionales: son múltiples los obstáculos que dificultan la movilización en el sector de la asistencia a domicilio.
  • De profesión: empleada doméstica

    Julien Brygo
    El Gobierno francés y un sector de la izquierda ven en los “servicios domésticos” una fuente de empleo providencial. En el mundo hay aproximadamente cien millones de empleadas del hogar.

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