Manejar los tiempos es una regla tan antigua como el poder. Cuando se prevén medidas impopulares, se vuelve imperativa. Se trata entonces de jugar con el efecto sorpresa, preferentemente durante el verano, y de cortocircuitar el debate parlamentario, a lo que contribuye el procedimiento de los decretos ley o de las ordonnances. El método ha demostrado su eficacia, pero la historia conserva el recuerdo de algunos fracasos. Uno de los más espectaculares e insólitos fue la huelga que, en pleno verano de 1953, movilizó hasta a cuatro millones de asalariados.
- Julio González.- "Main droite levée" (Mano derecha levantada), 1942.
Desde las elecciones legislativas de 1951, el péndulo político de la IV República se inclina a la derecha. Investido el 26 de junio de 1953, el jefe del Gobierno, Joseph Laniel, preconiza el rigor presupuestario. Si bien los precios (...)