La gangrena de las finanzas estadounidenses ha provocado una crisis económica global con resultados conocidos: sangría de puestos de trabajo, quiebra de millones de propietarios de inmuebles, disminución de la protección social. Sin embargo, cuatro años después y como efecto de una paradoja singular, nadie puede sin duda excluir la llegada a la Casa Blanca de un hombre, Willard “Mitt” Romney, que debe su inmensa fortuna a la especulación financiera, la deslocalización de puestos de trabajo y los encantos (fiscales) de las Islas Caimán.
Su elección del parlamentario republicano Paul Ryan como candidato a la vicepresidencia da una idea general de lo que podría ser de Estados Unidos si, el próximo 6 de noviembre, los votantes cedieran a la tentación de lo peor. Aun cuando Barack Obama ya acordó un plan para reducir el déficit presupuestario recortando los gastos sociales sin aumentar el nivel –anormalmente bajo– del impuesto sobre las rentas (...)