Dentro de pocas semanas, el 7 de octubre, culminará en Venezuela la fase principal del periodo electoral democrático en curso: las elecciones presidenciales. El actual Presidente, Hugo Chávez, se presenta a un nuevo mandato constitucional y los principales partidos encuadrados en la oposición –con ideologías diversas, pero ya aglutinada– han designado, en primarias, como alternativa, a un joven gobernador, Henrique Capriles, de orientación centrista.
Las encuestas apuntan, con variaciones lógicas, que Hugo Chávez, su partido-movimiento (el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV) y sus aliados, siguen manteniendo una preferencia muy significativa de mayoría social –por fidelización personal, programas sociales, percepción de estabilidad– y, en consecuencia, si hay traducción con respecto al voto, el “chavismo” continuará con su proyecto general de cambio.
La campaña electoral que está finalizando es, desde luego, beligerantemente competitiva, en donde se mantiene todavía una polarización y en donde, también, la rumorología sigue formando parte de la identidad nacional. (...)