El Cairo, 10 de febrero de 2011. “Yo soy el pueblo, nada me es imposible”, se puede leer en las paredes, veinticuatro horas antes de la salida del presidente Hosni Mubarak. El visitante se da entonces prisa en ir a la plaza Tahrir para ver a este pueblo que promete poner fin al régimen del tirano. Epicentro de la ciudad, corazón de la revolución que está en su apogeo desde hace casi tres semanas, la plaza de la “Liberación” concentra en sí todas las miradas. Aunque las cámaras sigan principalmente las famosas batallas donde se enfrentan los partidarios sobornados del régimen y los jóvenes revolucionarios, lo que impresiona ante todo es la inventiva democrática que se exhibe en este lugar.
Allí hay, ahora mismo, toda una multitud feliz y consciente de su fuerza, así como una alegría de congregarse, de crear y de organizarse fuera de todo poder instituido. Se hallan (...)