En la mayoría de los países de Europa, la izquierda radical se siente muy a disgusto con la cuestión nacional. Los textos, obras y revistas teóricas sobre este tema, que llenarían bibliotecas enteras, recurren a Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky o Jaurès, para tomar posición sobre la noción de patria, sobre las relaciones entre clase y nación, sobre el nacionalismo, el internacionalismo, e incluso el altermundialismo.
Estos debates, o al menos lo que queda de ellos en los términos de referencia de la izquierda, no son puramente abstractos ni sobrevuelan las luchas políticas concretas: estructuran la consciencia de sus actores. Las actitudes de estos últimos respecto a la construcción europea constituyen un caso ejemplar. Con esta construcción, nos encontramos en efecto ante una configuración históricamente inédita cuyo punto más sensible es la articulación (en permanente evolución, y variable según los ámbitos) entre el perímetro de intervención y de decisión de lo (...)