Entienden los autores por neoliberalismo, no el conjunto de las doctrinas, las corrientes o los actores más diversos –y en ciertos puntos, opuestos– que la historia política y económica gusta de poner bajo esta enseña, demasiado amplia. Tampoco políticas económicas que resultarían de la voluntad de debilitar el Estado en favor del mercado, sino más bien “lo que hemos analizado como una ‘razón-mundo’, cuya característica es extender e imponer la lógica del capital a todas las relaciones sociales, hasta hacer de ella la forma misma de nuestras vidas. Las ideologías más diversas se acomodan perfectamente a esta lógica, más aún, la secundan activamente”.
Laval y Dardot ponen el acento en la necesidad de comprender la lógica profunda de esta radicalización neoliberal, la cual lleva a cabo una confiscación de la experiencia común y funciona como un metódico sistema de vaciamiento de la democracia. No obstante, recuerdan que nada está decicido todavía. (...)