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La otra pesadilla de Darwin

por Quentin Ravelli, enero de 2015

Meticilina impotente ante el estafilococos dorado, “super bacteria” de Nueva Delhi, bacilos tuberculosos o enterococos que se vuelven incontrolables: la resistencia bacteriana se extiende por todo el planeta, y sus causas no son solo “naturales”. A fuerza de ser utilizados sin discriminación, con frecuencia sin razón médica, incluso como factor de crecimiento en la ganadería, los antibióticos pierden su poder. El fenómeno es conocido desde hace mucho tiempo: cuando se somete a una población de bacterias a una fuerte dosis de antibióticos, las que tienen características genéticas particulares sobreviven y transmiten a su descendencia la misma capacidad de resistencia.

Ya en 1913, Paul Ehrlich decía que había que golpear “duro y fuerte” contra los microorganismos patógenos, ya que si no desarrollarían resistencias. En 1928, Alexander Fleming explicaba cómo las bacterias, sometidas a tratamientos inadaptados de penicilina, demasiado cortos o demasiado moderados, se volvían insensibles al tratamiento. En los años 1950, el (...)

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