“Disciplina, rendimiento, formación: nada funciona en este ejército”. A comienzos de marzo de 2013, esperando dirigirse hacia el Norte, un comandante maliense con base en Gao hierve de impaciencia. Todos los observadores se preguntan sobre las consecuencias de la intervención militar lanzada el 11 de enero de 2013, dirigida hacia la parte septentrional del país. Sin el apoyo de tropas extranjeras, en especial francesas y chadianas, nada hubiera sido posible. Ahora bien, el respaldo occidental, e incluso africano, no será eterno…
Tras una invasión que no pudieron contener, las tropas malienses, confrontadas a la perspectiva de una significativa presencia militar extranjera y sin duda duradera, se encuentran en una situación inédita. Persisten las disensiones internas y los múltiples motivos de amargura. Desde que se desencadenó la operación Serval, muchos oficiales y suboficiales prometen en privado que, después del conflicto, “si Dios les da vida”, cambiarán de ocupación.
El malestar viene de lejos. (...)