Tras la retirada estadounidense y el restablecimiento del Emirato Islámico de Afganistán, la victoria de los talibanes no ha hecho sino agravar la crisis humanitaria que sufre una población ya extenuada por cuarenta años de conflictos, al tiempo que va concretándose la amenaza de la rama regional de la Organización del Estado Islámico (OEI, también conocida como ISIS [siglas en inglés de Estado Islámico de Irak y Siria] o Daesh, según el acrónimo árabe): el Estado Islámico en Jorasán (ISIS-K, siglas en inglés).
Como era de esperar, las grandes potencias están maniobrando para adaptarse a las realidades geopolíticas regionales, las cuales, dado que el nuevo régimen todavía no ha sido reconocido por ningún país, son a día de hoy fluctuantes. Si el “gran juego” del siglo XIX y principios del XX, entre los imperios británico y ruso, se desarrollaba en un momento en el que el imperio chino se veía debilitado, (...)