A pocos kilómetros al suroeste de la ciudad de Kirkuk, en el interior de la base militar que alberga a la 5.ª división de la policía federal iraquí, una columna de vehículos aparca en fila india, con sus fusiles ametralladores apuntando al cielo. El general Haider Youssef, de 69 años, se prepara para salir. Sentado tranquilamente en el jardín de su base-fortaleza, el oficial hace gala de una serenidad a prueba de bombas. Al menos, esa es la imagen que quiere proyectar, evocando con orgullo los recientes éxitos de sus tropas contra los “supervivientes” de la Organización Estado Islámico (OEI, también conocida por el acrónimo árabe “Daesh”). Responsable del operativo de seguridad en la provincia de Kirkuk, no se muestra muy comunicativo en relación a las bajas sufridas por sus tropas en los últimos meses.
El perímetro que se dispone a recorrer con su convoy es, sin embargo, muy peligroso. Nos (...)