Un movimiento joven y lleno de energía pretendía transformar una nación y despertar al Viejo Continente. El Eurogrupo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han acabado con esa esperanza.
Más allá del impacto que los acontecimientos griegos representan para los partidarios del proyecto europeo, de éstos se sacan tres lecciones. En primer lugar, la naturaleza cada vez más autoritaria de la Unión Europea a medida que Alemania impone sin ningún tipo de cortapisa sus voluntades y sus obsesiones. En segundo lugar, la incapacidad de una comunidad, que se basa en una promesa de paz, para sacar la más mínima lección de la historia, incluso reciente, incluso violenta, dado que lo que le importa, antes que nada, es sancionar a los malos pagadores o a los rebeldes. Por último, el desafío que representa ese cesarismo amnésico para aquellos que veían en Europa el laboratorio de una superación del marco nacional y una (...)