La comisión para el “debate nacional sobre el futuro de la escuela”, creada en setiembre de 2003 por el ministro de Educación y presidida por Claude Thélot, tenía, inicialmente, un objetivo claro, aunque no explícito: sofocar el incendio generado en los establecimientos escolares franceses en la primavera anterior. Como en otros sectores profesionales, la cuestión de las jubilaciones le había dado fuerza al movimiento en el sector de la educación, pero no fue la causa directa ni el único motor.
Lo que se cuestionaba principalmente eran las nuevas formas de descentralización, percibidas con razón como el signo de una recomposición profunda del sistema educativo, dirigida a adaptar mejor la formación al papel económico al cual se la querría reducir cada vez en mayor medida. En los textos europeos y especialmente en los que define la “estrategia de Lisboa”, es donde se encuentran las formulaciones más explícitas de esta voluntad, que en (...)