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La culpabilización de los desempleados en Estados Unidos y en Europa

Dos millones y medio de personas, en Francia, principalmente mujeres, trabajan y viven por debajo del umbral de la pobreza. A pesar de ello, el gobierno quiere obligar a los beneficiarios de las ayudas sociales –uno de cada tres posee un título académico igual o superior al examen de selectividad– a que acepten el trabajo que se les ofrezca para de esta forma reducir el desempleo. Esta política ya ha sido aplicada en los Estados Unidos, en el Reino Unido y en Suecia. La misma, en todas partes, ha desembocado en un aumento de la pobreza.

por Anne Daguerre, junio de 2005

Los eremistas franceses, las madres solteras en Estados Unidos y los adultos discapacitados en Gran Bretaña tienen varios puntos en común: no tener trabajo, contar con la caridad estatal –a menudo mezquina– y estar en el punto de mira de los gobiernos de Europa y de Estados Unidos desde la segunda mitad de los años noventa. Las llamadas políticas de activación están dirigidas a hacer trabajar a los excluidos. Las medidas del workfare se basan en el principio de la zanahoria y el palo. En lo que hace a la zanahoria, los beneficiarios de la ayuda social reciben estímulos financieros bajo la forma de créditos impositivos en caso de volver a ingresar en el mercado laboral. El palo consiste en un sistema que primero disminuye y luego suprime la ayuda, para sancionar a los empecinados que rechazan los trabajos que se les propone. Ese sistema está muy difundido en los (...)

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