La cara oculta de las cumbres de la Tierra

A finales de 1967, las Naciones Unidas admitieron a trámite la petición de Suecia de organizar una conferencia mundial sobre “los problemas medioambientales”. Sin ser una preocupación tan acuciante como la Guerra Fría, la ecología ya se iba convirtiendo en un creciente tema de debate en los países industrializados, relacionado con cuestiones de salud pública. En la década de 1960, varios libros recibieron una inesperada atención por parte de los medios de comunicación en Estados Unidos. En Primavera silenciosa, publicado en 1962, la bióloga Rachel Carson arremetía contra la agricultura intensiva y la industria de los plaguicidas, mostrando los daños que causaban a la naturaleza y especialmente a las aves. En 1966, Barry Commoner, también biólogo, denunció los impactos ambientales de la energía nuclear militar y de ciertas tecnologías industriales modernas en su primer libro, Ciencia y supervivencia. En Japón, una grave enfermedad afectó a la población de pescadores de (...)