En comparación con la política comunicativa de los ocho años de gobierno de José María Aznar, con su feroz intervencionismo y sistemática manipulación, con su profunda degradación de los medios públicos y su clientelismo partidista en los medios privados, la botella del periodo de José Luís Rodríguez Zapatero aparece plenamente llena. En términos de su propio programa electoral de 2004, de sus promesas de regeneración y de calidad de la democracia, se observan omisiones trascendentales, carencias preocupantes para un sistema mediático aquejado de graves desequilibrios que se traducen en un dudoso pluralismo político y social.
La ejecutoria inicial del Gobierno de Zapatero fue rotunda con la constitución del Consejo para la reforma de los medios de titularidad estatal (del que formaba parte el autor de este artículo), que trabajó desde abril de 2004, con consultas a las radiotelevisiones públicas europeas más importantes así como a más de ochenta entidades y asociaciones (...)