Desde el final de la guerra con Irak en 1988, la relación de la sociedad y de la clase política iraní con el dinero ha sufrido una transformación radical, y los valores morales –en particular los religiosos–, hasta entonces dominantes, han sufrido un claro retroceso. En una obra publicada en 1998, el sociólogo Faramarz Rafi-Pour atribuye esta evolución en primer lugar a la emergencia de una minoría que ya no duda en “exhibir su riqueza”. Una actitud que el Gobierno de Ali-Akbar Hashemi-Rafsanyani no hizo más que reforzar al inicio de los años 1990, al incitar a los empresarios de la diáspora a “volver al país” con el fin de contribuir a su reconstrucción.
En el otro extremo de la escala social, la mayoría de la población ha sido golpeada por una decena de crisis, por la erosión de su poder adquisitivo y el agravamiento de sus problemas financieros. El deseo (...)