La comprensión del conflicto de Irak a través del chiste freudiano con que Slavoj Zizek titula su último ensayo desvela lo incomprensible de la lógica aplicada por el Gobierno de los EE.UU. para su justificación retrospectiva: cierto, se han descartado tanto la existencia de armas de destrucción masiva como la conexión del dictador con Al Qaeda, pero –en cualquier caso– su derrocamiento era necesario para la seguridad del mundo. La ocurrencia de la “tetera prestada” no sólo resume el desplazamiento onírico, tal como lo concibiera Freud; le permite a Zizek denunciar la falacia inherente al hecho de asumir con toda naturalidad una explicación fundada sobre intereses completamente irracionales, “creencias y suposiciones negadas” que la élite política norteamericana no controla, “puesto que no es consciente de su existencia”.
En esta nueva incursión política el filósofo y psicoanalista esloveno despliega algunos de sus recursos favoritos, que toma del mundo del cine o la (...)