¿Una inversión o una gigantesca estafa? Ganados por la ola de optimismo posterior al término de la Guerra Fría, los Gobiernos de Europa y Estados Unidos implementaron vastos programas de reconversión y diversificación del sector armamentístico (bases militares superfluas, industrias de armamento excedentarias...) Entre 1991 y 1999, las iniciativas de la Comisión Europea absorbieron más de 900 millones de euros. Como ese financiamiento cubría a lo sumo el 50% de los gastos previstos por los Estados miembros, y como a veces se sumaba a iniciativas nacionales, resultaban ser casi 2.000 millones de euros los “invertidos”.
Sin embargo, mientras los contribuyentes creían participar en la realización de un mundo más pacífico, la lógica de mercado y los peligros inherentes a una globalización depredadora, facilitaron una extensión inédita del “sistema industrial militar y de seguridad”. En efecto, fueron los desafíos económicos e industriales –y no una verdadera voluntad política– los que condujeron a (...)