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Madres solas atrapadas en las “políticas de activación”

“Hay que trabajar, señora”

En 2008, en Francia, el subsidio para familias monoparentales –del que la mayoría de beneficiarios son mujeres– pasó a integrarse dentro de la renta de solidaridad activa (RSA, siglas en francés). A partir de esta reforma, la administración exige que las mujeres que crían solas a sus hijos se incorporen al mercado de trabajo. Pero los empleos a los que pueden optar la mayoría de ellas son incompatibles con la obligación de ser “buenas madres”.

por Lucie Tourette, febrero de 2021

A finales de los años 2000, Bouha Bechri, con residencia cerca de Le Puy-en-Velay, en el departamento francés del Alto Loira, se separa de su marido. A sus casi cincuenta años, esta mujer marroquí que vino a Francia para reunirse con su esposo siempre había sido ama de casa. Víctima de violencia de genéro, “evitó la muerte porque se marchó”, recuerda una de sus sobrinas. Exhausta, tras muchas noches sin dormir, encontró cobijo en casa de sus hijos mayores. Su hija más pequeña, que tenía unos diez años por aquel entonces, recuerda las citas con la trabajadora social: “Le dijo a mi madre que se pusiera a trabajar. Ella padece artrosis, diabetes y no habla francés. Y cuando volvíamos y le decíamos que nuestros ingresos no alcanzaban para llegar a fin de mes, contestaba: ‘Hay que trabajar’”. Como otras muchas madres de familia monoparental, Bouha Bechri cobró la RSA (renta (...)

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