El enfrentamiento entre Argentina y los “fondos buitre”, sociedades dedicadas a la especulación con títulos de deuda pública dudosos, recuerda a ciertas series de televisión estadounidenses. Reúne todos sus ingredientes: misterio, intrigas políticas, golpes de efecto y “malvados” completamente detestables. Entre ellos, muchos ex altos funcionarios que pasan a integrar los grupos de presión, de los cuales el periodista Mark Leibovich explica que “se aferran a Washington como mejillones a las rocas”.
El último episodio empezó el 21 de noviembre de 2012, en un tribunal federal del distrito de Nueva York, cuando el juez Thomas Griesa ordenó a Argentina el pago de 1.330 millones de dólares (más de un millón de euros) a varios fondos especulativos, entre ellos NML Capital, dirigido por Paul Singer... Las consecuencias de esa decisión trascienden rápidamente la disputa entre un Estado y los mercados financieros. La intriga se tejió, en adelante, alrededor de los países endeudados (...)