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La crisis financiera revela las flaquezas del proyecto comunitario

¿Fin de la globalización, comienzo de Europa?

Las elecciones para el Parlamento Europeo del pasado 7 de junio, tuvieron lugar en momentos en que los pilares jurídicos de la Unión Europea se tambalean, uno tras otro, bajo el impacto de la crisis económica. En abril, el Banco Central Europeo concedió incluso la herejía suprema: adoptar una política equivalente a poner en marcha la máquina para emitir billetes. Estas desregulaciones constituyen una ocasión para repensar de manera radical el proyecto de integración europeo.

por Frédéric Lordon, julio de 2009

Los partidarios de la globalización económica, que a nada temen más que a la política, entendieron perfectamente que apelar al gobierno mundial era el medio más seguro para obtener la paz (léase: ningún gobierno en absoluto). El mismo argumento –aunque un poco menos contundente– resuena en la pluma de economistas súbitamente indignados por los “excesos” del liberalismo y que ahora sólo creen en la coordinación global. ¡Sí! Coordinémonos a escala planetaria; por supuesto, el asunto llevará algo de tiempo… Así, la evocación de los grandes horizontes mundiales sirve invariablemente como evasiva para todas las hipocresías de la acción indefinidamente diferida y para todas las estrategias del eterno arrepentimiento.

Perseguir el sueño de la globalización política que finalmente completaría y estabilizaría la globalización económica –en particular, dándole sus “buenas” instituciones reguladoras– implica no ver las condiciones de su edificación y de su “eficacia”, no en el sentido de la eficacia económica (...)

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