Embarazos fatales para las empleadas del hogar en Hong Kong

Hay que prestar atención para poder escuchar a Shenyl, a cuya voz etérea le cuesta imponerse al ruido que produce el sonajero que agita su hijo Ibrahim, de 3 años de edad e inmensos ojos negros. La joven filipina de 31 años de edad, de cara redondeada por un pañuelo negro, abandonó su pueblo en 2002. Se dirigió a Hong Kong, llevando en su visado la sigla “FDH”, de Foreign Domestic Helper (“empleada del hogar extranjera”). Como ella, más de trescientas mil inmigrantes del sur de Asia poseen esa fórmula mágica de entrada a una nueva vida: la de las empleadas del hogar que trabajan en casas de familias del territorio. La aplastante mayoría viene de Java, en Indonesia, o de Filipinas. Durante seis años, Shenyl trabajó seis días a la semana en la intimidad de los hogares hongkoneses, siguiendo una rutina inflexible: cocinar, limpiar, fregar y criar a los hijos de (...)