“Hoy en día ya no se ve a los migrantes. Pero siguen estando ahí”. En el local de la asociación Alternative Espace Citoyen (“Alternativa Espacio Ciudadano”), Nana Hekoye, su coordinadora regional en Agadez, lamenta las consecuencias de la ley 2015-36, que penaliza el tráfico de migrantes (véase el artículo principal). “Ya eran víctimas de violencia; se han convertido en una presa fácil para los pasadores. Les confiscan su documentación. Les dan comida en mal estado. Los alojan en lugares insalubres. Hay mujeres que sufren violaciones. El hecho de que se hayan vuelto ilegales y de que ya no puedan quejarse a nadie los ha hecho más vulnerables. Además, los precios se han disparado”. Desde la entrada en vigor de la ley, hay que pagar cerca de 500.000 francos CFA (763 euros) para llegar a Libia, frente a los 150.000 (229 euros) de antes.
Los migrantes deben cambiar de alojamiento con regularidad (...)